Libros

Comentarios

Transitamos una época tan compleja como
políticamente desalentadora. Allí donde prima el
desaliento para construir un futuro digno, las
palabras de Rafael Perandones nos llaman a
reubicarnos en un rumbo, a renovar la apuesta y
no cejar en la lucha por derrocar al patriarcado.
Bienvenido sea entonces Implosionar el
patriarcado. Apuntes acerca de la violencia
basada en género y cómo intentar erradicarla, que
surge del compromiso feminista de su autor, psicoterapeuta gestáltico, formado en
estudios de género pero sobre todo, sensible a las diversas opresiones que traman el
capitalismo actual. Este es un rasgo que me interesa destacar especialmente, la grata
sorpresa de que un libro de autoría masculina involucre una epistemología situada
donde no se busca iluminar a los demás sino sobre todo interrogarse para que la
búsqueda y las respuestas sean conjuntas. Así Rafael brinda un desarrollo claro sobre
nociones centrales para hacer visible las violencias de género en tanto consecuencia
específica de la estructuración patriarcal de las sociedades.
De esta manera, la producción de Rafael Perandones realiza una militancia de la
comprensión al aplicar una escritura cuidadosa, que no incurre en androcentrismo. Su
apuesta, incluso, no se conforma con visibilizar injusticias y subalternidades, sino que
se posiciona en una opción por l*s subaltern*s, cuyos puntos de vista se incorporan
desde el respeto y la valoración epistemológica, además de mantener una actitud
empática con quienes están en situaciones de desigualdad y sufrimiento.
Asimismo, brinda elementos para comprender que el género humano no se reduce a
hombres y mujeres, al abordar de forma compleja la noción de identidad y dedicar
también un capítulo a cuestionar el binarismo. Exhibe así su compromiso contra el
neoconservadurismo contemporáneo, donde rápidamente recrudecen las violencias,
pasando de lo simbólico a lo explícito. Este libro contribuye a distinguirlas,
comprenderlas, identificarlas y lo más importante: combatirlas. (Fragmentos del
Prólogo de Mabel Alicia Campagnoli).