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Esta obra de Gaspar Muro es considerada una de las mejores biografías que se han publicado sobre doña Ana de Mendoza y de la Cerda, la Princesa de Éboli. Publicada originalmente en 1877 en la Librería de don Mariano Murillo con prólogo de Antonio Cánovas del Castillo y varios apéndices con la correspondencia de la Princesa, la edición que aquí se presenta carece de las múltiples notas a pié de página del original, lo que hace una lectura mucho más cómoda para quien se interese por la vida de esta mujer que hoy, cinco siglos después de su existencia, sigue atrayendo enormemente. Doña Ana de Mendoza nació en 1540 en el seno de los Mendoza, una importante familia emparentada con la Corte. Desde niña fue amiga del entonces Príncipe Felipe-a la postre Felipe II- y vivió las intrigas palaciegas de la corte. Era una mujer hermosa, fácilmente reconocible por su parche en el ojo, miembro que perdió mientras practicaba esgrima. Después de su matrimonio con Ruy Gómez de Silva, se introdujo de lleno en la Corte y mantuvo una relación amorosa con Antonio Pérez, el secretario del Rey, lo cual les granjeó problemas y enemistades que acabaron con el destierro de la Princesa de Éboli al torreón de Pinto, la fortaleza de Santorcaz y, finalmente, al Palacio Ducal de Pastrana, donde murió en 1592.