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La vida es un gran espectáculo teatral y todos tenemos una entrada preferencial. Somos a la vez, protagonistas y espectadores. Un verdadero clásico.
Con suerte, la mayor parte de esta obra teatral estará llena de escenas de alegrías, triunfos y hazañas para el recuerdo. Es el momento donde gozamos de salud. Es en estos momentos cuando el ser humano ?el actor principal? cautiva a los espectadores con su gozo por vivir mediante un alma que palpita al ritmo de un corazón fuerte.
Sin embargo, en cada obra teatral, hay (y debe haber) un momento donde aparece cierta tristeza: la porción dramática. Esto no implica tragedia. Así como el ser humano domina su alegría y goza con su aparición, para ser un protagonista ?completo?, debe saber dominar los momentos tristes sin dejar que lo opaquen. Normalmente, en el teatro de la vida, la tristeza va de la mano con la enfermedad.
Bata Blanca, El ser humano detrás del médico, es una obra que eleva al paciente al Plateau que se merece. Lleva de la mano al lector por un mundo desconocido por muchos: la vida hospitalaria de un enfermo. Es decir, presenta ante el lector ?la audiencia? al protagonista enfermo que nos da una lección a todos (sobretodo al médico) de cómo lidiar y conquistar con los temores innatos propios de una enfermedad crónica. Siendo los espectadores (los lectores en este caso) de los momentos dramáticos de la vida de otros, aprendamos de cómo una persona busca fortaleza donde aparentemente no hay.