En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Un economista es una persona aparentemente normal, pero su mente se activa cuando entra en un Starbucks. Ahí donde el resto solo ve café, el economista va mucho más allá...
Este singular libro sobre el funcionamiento del mundo desde el punto de vista de un economista se ha convertido en un referente incuestionable. Nos cautiva con una sencilla pregunta: «¿Quién paga tu café?». Pronto nos damos cuenta de que no existen las preguntas sencillas, ya que un café encierra un complejo y gigantesco sistema económico. De esta forma tan casual, Harford nos invita a llevar a cabo una labor detectivesca para intentar resolver algunos de los rompecabezas de nuestra sociedad actual. Aprenderás a pensar más como un economista y menos como un consumidor inocente que se pregunta por qué no se puede comprar un coche de segunda mano decente o qué debería hacer para evitar gastar tanto dinero en un supermercado.
«Harford es inteligente, tan inteligente que da miedo. Puede arrojar luz sobre ideas y factores de gran complejidad.» The Sunday Tribune
«La economía popular no es un oxímoron, y esta es la prueba.» Financial Times
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.