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La obra de Alvaro Cunqueiro vuelve una y otra
vez, bajo distintas formas, a
asombrarnos no sólo ya por su prolijidad, sin también por su extrema imaginación y su exigente rigor literario, como si en cada artículo, en cada crónica, en cada
relato, sintiera la obligación de superarse. En ningún momento tiene el editor
la sensación, como suele decirse, de estar rascando «el fondo del cajón» :
aparecen siempre nuevos textos,
perdidos entre las hojas de los periódicos en los que ha ido colaborando a lo
largo de su vida, como estas extraordinarias
páginas literarias.
Durante poco
más de dos años, entre septiembre de 1973
y diciembre de 1975, Cunqueiro envió noventa y tres artículos al suplemento literario del vespertino
barcelonés, hoy desaparecido, El
Noticiero Universal, dirigido entonces por Enrique Badosa y Julio Manegat.
Xesús González excluyó
de ellos para este libro tan sólo aquellos, muy pocos, que escapaban
excepcionalmente a la línea que el propio Cunqueiro
se había trazado para esta sección : su experiencia literaria, expuesta a su manera, de un modo poco
sistemático, utilizando como pretexto un libro, un escritor, un viaje, una
noticia o el catálago de una exposición para pasar a inventar él mismo una historia, para reelaborar él mismo las obras
que contemplaba, leía o vivía a través de otros, según su propia visión de la creación literaria. A estos auténticos
relatos se unen no sólo textos en forma de
crónicas literarias, sino también reseñas periodísticas, en las que exhibe
todo su saber y sus lúcidas -y a veces implacables- opiniones, así como artículos propiamente dichos en los que
comenta asuntos literarios de diversa índole y de culturas distintas.
Por la riqueza
de ideas y sugerencias, Papeles que
fueron vidas hace las veces, leído hoy, de guía de lecturas, de
cuaderno de bitácora de la aventura
literaria vivida por uno de los escritores
españoles más importantes de nuestro siglo.