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Vivir significa afrontar problemas, y resolver los problemas implica crecer intelectualmente. Quizá podamos afirmar sin temo a equivocarnos que en ninguna otra época el planeta se ha visto habitado por un número tan grande de personas tan bien informadas y tan capacitadas intelectualmente. Pero los problemas que hay por resolver aún son abrumadores: cómo mantener la paz, cómo alimentar y vestir a una población en continua expansión, cómo educarla...


En los países más avanzados la educación ha podido transmitir a las jóvenes generaciones, con cierto grado de éxito, los logros de las generaciones anteriores. Pero la enseñanza ha sido demasiado autoritaria, no ha proporcionado conocimientos sobre la manera de utilizar creativamente la información, ni siquiera, en muchos casos, la oportunidad de hacerlo. La educación creativa que se plantea en este libro, por el contrario, se propone crear personalidades dotadas de iniciativa, plenas de recursos y de confianza, tolerantes y listas para afrontar problemas personales, interpersonales o de cualquier otra índole. En otras palabras, una población pacífica y dispuesta a la colaboración. La creatividad será, en consencuencia, la clave de la educación en su sentido más amplio, así como la solución de los problemas más graves de la humanidad.