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Un pececito se sentía muy triste así que se fue a dar un paseo para alegrarse, pero, para su sorpresa, se fue encontrando con un montón de peces desconsolados, con el ánimo por el fondo del mar. Hasta que una tortuga le reveló que el problema no era de los otros...
El pececito no entendía qué pasaba en ese mar de lágrimas; por qué las medusas, las sardinas, el calamar y todos los diferentes peces que se cruzaban en su camino estaban igual de deprimidos. La tortuga que, curiosamente, estaba boca arriba le explicó que nadie estaba triste. ¡Es que el pececito estaba del revés!
Las ilustraciones de este desfile de peces desesperanzados son impactantes por su sencillez y su colorido. Además, la vuelta de tuerca del final alegra al más decaído cuando, por fin, es invitado a girar el libro y ver que, en realidad, todos los peces estaban sonriendo. Un álbum que resultará muy útil en el colegio para jugar a componer diferentes catálogos de emociones. Y, sobre todo, es un libro muy interesante, porque enseña que las cosas se perciben según cómo uno se posicione en la vida, y que pueden cambiar si uno cambia de lugar y de mirada. Una reflexión importante para compartir con los niños cuando se frustran, se entristecen o lo ven todo negro.
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