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La perspectiva de género se ha convertido en uno de los ingredientes cruciales de la eterna resurrección de la idea de desarrollo. Las mujeres han pasado a ser consideradas "agentes totales" de desarrollo: por un lado, su implicación en la agricultura y en la economía doméstica; por otro, su rol en el comercio, asociado a sus responsabilidades familiares, las convertía en el más potente regulador inclusivo de las "imperfecciones del mercado". Ningún lugar como África para probar este enfoque, con su imagen de las mujeres agricultoras y de las reinas del mercado medrando en un contexto de violencia y desidia "bien masculinas". Sin embargo, este potencial no acaba de materializarse como se esperaba y resulta insuficiente culpar a la presunta idiosincrasia patriarcal del capitalismo. Los llamados feminismos africanos ofrecen una perspectiva diferente y esperanzadora. La refutación de la universalidad de la subordinación femenina o el cuestionamiento de la validez del propio concepto de género hacen mucho más que sacudir los pilares de la teoría feminista: visibilizan protagonistas ocultas de la historia, con s
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