En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Los humanos casi se han extinguido. Big Hig no está infectado, así que sigue aquí. Intenta mantenerse con vida junto a su perro gracias a un pequeño avión, un libro de poemas y algunas latas de Coca-Cola. Su esposa también ha muerto (está tan solo que hasta ha inventado una constelación para ella). Incluso cuando parece que no hay nada que hacer, él quiere continuar. Pero sobrevivir ya no es suficiente.
«Tenía un libro sobre las estrellas, pero ya no lo tengo. Mi memoria me vale, aunque no es estelar, ja. Así que me invento las constelaciones. Hice la del Oso y la de la Cabra, pero igual no las situé donde tendrían que estar, hice algunas para los animales que existían entonces, los que yo conocía. Hice una para Melissa, como si en las noches de invierno estuviera ahí arriba, entera, alta y sonriente, mirándome. Mirándome desde el cielo mientras la escarcha me forma arrugas en las pestañas y me empluma la barba.»
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