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Montserrat del Amo y Gili (la mujer que acaso represente dentro de España, mejor que ningún otro creador, toda una época de la escritura para niños y adolescentes) ejemplifica una vida en continua busca de la mejor y más adecuada de las expresiones. En el conjunto de su extensa obra prima, sin que nos quepan dudas, un mayor énfasis en las percepciones visuales (destaca en ella el empleo del color) y auditivas (recordemos el papel tan importante que durante su infancia tuvo, en el seno familiar, la narración oral). Son muchas las narraciones en que Montserrat usa la música y el ritmo en la prosa, de modo deliberado y de forma más frecuente que aquellos en que el creador, tiende a manifestarse por vía del razonamiento especulativo. Hace también un excelente (y muy interesante) empleo de lo magnífico o grandioso (pongo por ejemplo su uso de la escenografía de la antigua China o la romanización de la Península Ibérica) unido al propósito, confesado por ella misma, de observar con esmerada atención lo pequeño:procuro atender los detalles de un espacio diminuto, tan pequeño, que puede abarcar el tamaño de un pañuelo.
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