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El fin de siglo parece haber culminado, o terminado con el sistema de relaciones industriales nacido de la Segunda Guerra Mundial, y hoy día los sindicatos no son ya las organizaciones anticapitalistas, ni las huelgas preparan el advenir de una sociedad sin clases. El sistema ha perdido dinamismo, pero no por ello carece de vitalidad: las transformaciones habidas en la última década ya no consideran el sindicato como un outsider de los resortes de poder, y reconocen la negociación colectiva como una excelente herramienta normativa, al tiempo que las huelgas se atemperan y surgen varias fórmulas para evitarlas sin recurrir a los tribunales. ¿Se deben tales cambios a la pérdida de horizonte que supuso el derrumbamiento de la economía planificada, a un proceso de reflexión interna del sindicalismo, a una fuerza renovada del capitalismo mundial, o sencillamente a la evolución inexorable impuesta por la globalización? El presente libro testimonia los cambios habidos e indaga en el futuro del nuevo modelo, mucho más elástico, cooperativo y global que el anterior. Las referencias al entorno europeo son constantes., sin olvidar otras convergencias y también desfases con modelos rivales de otros continentes. No hay en el solar hispano, a la vista de cuanto aparece a lo largo de estas páginas, grandes diferencias con lo que podamos hallar en otros Ordenamientos europeos, si acaso peculiaridades en más o en menos que una intervención cada vez más extensa del legislador europeo suaviza paulatinamente. Y en el trasfondo, como protagonistas de un segundo nivel, más discreto, se agitan los legisladores, los tribunales y la doctrina científica en múltiples, intensos debates en torno a los conflictos que la evolución de las relaciones colectivas entre trabajadores y empresarios va dejando como estela.