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Juana I de Castilla ha atraído a numerosos creadores que la inmortalizaron en sus lienzos y en sus textos. Ahora Ernesto Caballero da una deslumbrante vuelta de tuerca a cómo generalmente se ha abordado a la soberana. Empezando por el título de su pieza, pues no resulta baladí que sea Reina Juana y no Juana la Loca. El dramaturgo y director de escena madrileño nos presenta a una Juana ?a la que ha dado vida extraordinariamente Concha Velasco?, poliédrica, compleja, rica en matices y, sobre todo, imbuida de sabiduría y lucidez, conocedora de las añagazas del poder y de su instinto manipulador y depredador, camuflado bajo la razón de Estado. Una Juana que combina el desengaño con la vitalidad que, pese a todo, conserva hasta en sus últimos momentos, reflejados en esta soberbia pieza, de dimensiones shakespeareanas, y escrita con envolvente aliento poético. Reina Juana (Oratorio dramático) es mucho más que un monólogo. Por la celda del castillo de Tordesillas donde la han recluido, desfilan su padre, su marido, su confesor... Fantasmas a los que Juana evoca para entablar con ellos un intenso diálogo.
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