En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
A comienzos de 1945 los soviéticos habían iniciado su marcha final hacia Berlín, la capital de un imperio que debía durar mil años. Por su parte, en la ciudad se preparaban para la llegada del Ejército Rojo organizando las fuerzas disponibles y construyendo líneas defensivas, mientras que los generales de la Wehrmacht intentaban detener la marea soviética a orillas del Óder. El presente libro, centrado en los combates protagonizados por las unidades acorazadas desplegadas en ambos bandos, narra la batalla por Berlín desde sus comienzos, todavía en Pomerania, donde los carros Königstiger lanzados al contraataque lograron detener temporalmente al mariscal Zhukov, hasta su fin en las destrozadas calles de la capital del Reich. Trepando sobre montañas de ruinas, los impresionantes carros pesados IS-2 demostraron a Occidente que los soviéticos habían llegado hasta allí para quedarse. Por otro lado, el apartado gráfico incluido en este nuevo título de la colección Imágenes de Guerra permite visualizar el desarrollo de aquellos cruentos combates, que muchos consideran como entre los más feroces de la Segunda Guerr
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.