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Mar de afuera presenta los últimos trabajos del fotógrafo Manuel Vilariño (A Coruña, 1952), Premio Nacional de Fotografía 2007. Centradas en una exploración obsesiva del mundo natural (aves, reptiles) y del paisaje sobrio y despojado del norte (desde las playas y montañas nubladas del Atlántico a los bloques de hielo y los lagos volcánicos de Islandia), las imágenes de Mar de afuera son testimonio de esa linde misteriosa donde las cosas parecen esfumarse y a la vez cobrar nueva vida, como si el encontrarse al borde mismo de su oscurecimiento les infundiera aliento, una luz más intensa. Vilariño, a quien el poeta Antonio Gamoneda define justamente en estas páginas como «pastor / de soledad», retoma la tradición paisajística del romanticismo anglo-germánico -de Turner a Friedrich pasando por Blechen- y la actualiza con ojos adiestrados en la abstracción y el gusto por texturas, superficies y manchas de color. El resultado es un mundo de soledad y silencio, un espacio de inminencias que responde al sueño activo de la imaginación y permite encauzar un afán trascendente que es también un deseo de dar presencia
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