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Gonzalo Fernández de Córdoba es uno de los generales de mayor transcendencia en la historia del arte de la guerra. Vivió en pleno Renacimiento y supo captar como nadie los cambios que la pólvora imponía en las tácticas y estrategias militares. Los tercios españoles bajo su mando, armados con espingardas y arcabuces, rompieron inmisericordes las cargas de caballería pesada que, hasta ese momento, habían reinado en los campos de batalla europeos. Al frente de un reducido ejército batió a los franceses en Italia y conquistó para su señor el reino de Nápoles y para él la honra inmortal y el título de Gran Capitán. Gonzalo era amante del lujo y de la ostentación en el vestir, pero también sabía soportar las asperezas y miserias del campo de batalla. Compartía con sus hombres el hambre, el frío y la enfermedad, sin escudarse jamás en su posición de general para evitar las incomodidades y los sufrimientos. Supo ganarse el respeto y la fidelidad de sus soldados, capaces de renunciar a su paga solo por el honor de poder servir bajo sus órdenes. Muchos jerarcas europeos le cortejaron con sustanciosas ofertas para que
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