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En la segunda mitad de la década de los ochenta, el modesto equipo de fútbol Juventud Cambados protagonizó una sorprendente historia de éxitos deportivos, lujos y excesos de la mano del contrabandista y narcotraficante José Ramón Prado Bugallo (Cambados, 1955), alias Sito Miñanco. Sito jugó en su juventud en el equipo de su pueblo y años después accedió a la presidencia con el beneplácito de su tío. El equipo, que militaba en categorías regionales en 1986, encadenó una serie de rutilantes triunfos que le hicieron rozar el ascenso a la segunda división A. A medida que se va desarrollando el meteórico ascenso del equipo, van surgiendo dilemas: si los futbolistas eran conscientes del origen de sus ganancias, ¿puede reprobarse su comportamiento? ¿Qué cuota de responsabilidad tienen los políticos, periodistas y diferentes cargos públicos que sabían el oficio de Miñanco y le dejaban hacer? ¿Se sustentaba la desmedida veneración de los vecinos de Cambados hacia el narcotraficante en algo que no fuera el mero interés material? Estas y otras preguntas de difícil respuesta se van sucediendo a la par que el lector ve cómo se juega una magnífica historia con el universo del fútbol como telón de fondo.
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