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Todos los franceses conocen al Charles de Gaulle militar, al político, al hombre de Estado, y todos recuerdan su guasa, su ingenio, susentido del humor y su habilidad para la réplica aguda. Y, porsupuesto, su causticidad inimitable. Todos los que lo rodeaban fueronsus víctimas, al igual que ese partido político del que él declaraba:«No puedo decir que los deteste. Se puede detestar a Hitler o aStalin. No se puede detestar la nada». Cada una de sus agudezas dabaen el blanco, cualquiera que fuera el objetivo; pero el humor, feroz a más no poder, nunca era verdaderamente gratuito. Subrayando laspeculiaridades de unos, las vilezas de otros y la mediocridadimperante, Charles de Gaulle, fino conocedor de la naturaleza humana y uno de los políticos más influyentes del siglo XX, nos muestra enesta selección de sus comentarios más ingeniosos la visión de losseres y de las cosas de una figura que sigue siendo una fuente deinspiración.
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