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Una advertencia sobre cómo la economía digital amenaza la vida y el trabajo de los artistas: la música, la escritura y las artes visuales que sustentan nuestras almas y sociedades. Hay dos historias que escuchas sobre ganarse la vida como artista en la era digital. Una surge de Silicon Valley: «Nunca ha habido un mejor momento para ser artista. Si tienes una computadora portátil, tienes un estudio de grabación. Si tienes un iPhone, tienes una cámara de cine. Y si la producción es barata, la distribución es gratuita: se llama Internet. Todo el mundo es un artista; simplemente explote su creatividad y publique sus cosas». La otra proviene de los propios artistas: «Claro, puedes poner tus cosas ahí, pero ¿quién te va a pagar por ellas? No todo el mundo es un artista. Hacer arte requiere años de dedicación y eso requiere medios de apoyo. Si las cosas no cambian, mucho arte dejará de ser sostenible». Entonces, ¿qué relato es verdadero? ¿Cómo se las arreglan los artistas para ganarse la vida hoy en día? Deresiewicz, un destacado crítico de arte y de la cultura contemporánea, se propuso responder a esas preguntas.
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