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La política social ha marcado el estilo de vida europeo de los últimos dos siglos. Mediación de lo político y lo económico, responde a las circunstancias de sus reflejos históricos, el Estado social y la Economía política, de los que se deriva la imposición a los poderes públicos de novedosas responsabilidades respecto al bienestar económico y moral de los ciudadanos. Federico Rodríguez es, hasta hoy, el catedrático más relevante de esta disciplina en nuestro país. Frente a la paradoja del industrialismo, que produce una abundancia material inédita, al tiempo que la pauperización y descontento de la nueva figura epocal, el trabajador asalariado, describe el estatuto científico de esta disciplina académica y actividad práctica, en un entorno español carente del mismo. Parte de la política social como corrección ética de la economía liberal clásica, cuyos trastornos en el orden social se han de encauzar por la reforma social –reverso sano de las revoluciones sociales–. A ello suma la Doctrina social católica que, exenta de ideologías, se rige por los sanos principios de perfectibilidad del hombre y de subsidiariedad para conjurar el peligro del absolutismo estatal. Para Rodríguez, la Política social se distingue del moderno bienestar social –con el que hay lazos, pero no continuidad– al centrarse este en los problemas concretos de individuos previamente ordenados por colectivos; y abordar aquellos problemas sociales con vocación de desarrollar a los seres humanos individuales. Desde ahí, analiza las instituciones comunes cuya renovación debe acometer cualquier política social de nuestra época: propiedad, trabajo y empresa.