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Acaba la guerra civil española, el alférez provisional Longinos de Valmaseda entra en Madrid con su división. Los milicianos habían matado a su padre, y él había huido a la otra zona. Se reengancha en el ejército, previo paso por la academia, con el grado de teniente, y es destinado a las oficinas del ministerio. Allí conoce a una telefonista, la cual no le hace ni caso. La vida oficinesca le aburre, y solicita un destino de mayor riesgo y fatiga, en la Guardia Civil, a combatir el bandolerismo, o la guerrilla de liberación, en las montañas de Santander. En una aldea se aloja en casa de una paisana de confianza, Nela, una beata que acude a diario a misa y rosario, que tiene consigo a una criada o hijastra, Luz de Luna, con la cual Longinos llegará a tener habitual trato y franca confianza. El teniente Valmaseda organiza varias expediciones armadas por las más abruptas montañas en busca de los bandidos terroristas, o héroes de la liberación, según se les quiera denominar, con desiguales resultados. Asistimos a la liquidación de varios de ellos, y también a fracasos en su persecución. También se narran asa
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