En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
En el verano de 1932 Juan O'Gorman, un jovencísimo arquitecto que aún no se ha titulado, termina en México DF la construcción de las casas estudio que ha proyectado para Diego Rivera y Frida Kahlo. Tras una empalizada de cactus dos cubos casi perfectos -pintado uno de azul intenso, de rojo y blanco el otro- se elevan sobre delgadas columnas de hormigón desnudo ante la mirada atónita de todo el mundo. Las casas tienen un aspecto extraño, no se parecen a ninguna obra que se haya hecho antes en México. Su construcción es de una extrema racionalidad y eficiencia pero al mismo tiempo su estructura, sus volúmenes y huecos se acompasan con una plasticidad inusual y generan una atmósfera marcadamente onírica. Constituyen una auténtica obra maestra de arquitectura, un extraño fruto que surge de forma inesperada de la mano de un desconocido. Sin embargo, detrás de esta obra hay toda una historia que se remonta bastantes años atrás, una historia que traba íntimamente la arquitectura con la pintura a través del compromiso político. En ella participan un sinfín de personajes relevantes -Edward Weston, Tina Modotti, Ma
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.