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«Si el lector empieza por La última nochevieja de la humanidad, habrá leído más de la tercera parte del libro sin darse cuenta. Si le gusta, atribuye las cualidades positivas del relato a todo el libro y sigue adelante, tan contento. Respeto es corto y habla de sexo y violencia, de modo que el lector le arroja este relato negro como pábulo a su Sombra y pasa de largo. Se consolida la idea de que La última nochevieja de la humanidad es un buen libro. Y así, nuestro impávido lector llega a Sueño contigo, con terror. Aquí le ponemos a prueba. Si tiene nervios templados, hechos de acero y alambre espinoso, lo termina. Está agotado, pero se encuentra frente a El zoólogo, un oasis en medio del horror. Se relaja. Y entonces, a traición, le damos un porrazo en la cara con Vivir y morir en el Prenestino y le dejamos tumbado, boqueando, diciéndose: ¡Este libro es una obra maestra!. Si después el lector muere por causas naturales, Papel y Hierro no tiene ninguna influencia en su salud mental; en cambio, si sobrevive, dispone de fuerza suficiente para tocar fondo. Pero yo no asumo la responsabilidad. Él se lo ha buscado.» N.A.
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