En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Milán, 1493: después de la muerte de Lorenzo de Medici, en Italia soplan vientos de guerra. El rey francés Carlos VIII cruza los Alpes para sustraerles a los aragoneses el Reino de Nápoles. En Milán, Ludovico Sforza, el Moro, es regente en nombre de su pequeño y enfermizo sobrino. En medio de estos juegos de poder, aparece la invención novelesca que ve de frente el genio de Leonardo y el cinismo de Ludovico, amante de la hermosa Cecilia Gallerani, de quien, poco antes, Leonardo ha hecho el celebérrimo retrato. El gran genio debe cumplir con el encargo que le ha hecho Ludovico: una gran estatua ecuestre de su padre, Francisco Sforza, una obra sumamente difícil, pues, pese a la gran habilidad de Leonardo, la fusión en bronce de tal obra plantea varios problemas de realización. De improviso, en el centro del patio del Castillo, encuentran un cadáver aparentemente sin heridas y sin indicios de alguna enfermedad. Leonardo examina el cuerpo, y descubre que se trata de un exalumno suyo sospechoso de falsario. El asunto se complica: entran en juego religiosos, políticos embajadores, emisarios del rey de Francia, el yerno de Ludovico, la madre de Leonardo.
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.