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No es bueno que el hombre esté solo... ¿Y la mujer?... Porque sí que parece que a ellos les gusta eso de estar en compañía siempre que nosotras estemos discretamente detrás.


Para nosotras la SOLEDAD no sólo no es algo negativo, sino que puede convertirse en un auténtico placer. Como muestra unos cuantos botones: desperezarte por la mañana con toda la cama para ti solita después de dormir sin nadie que te tire del edredón y te deje congelándote a media noche... Caminar por el pasillo con la mascarilla sin que te pregunten qué es ese pringue que llevas en la cara... No tener a alguien que se ría de esa sopa comegrasas tan horrible que tomamos para perder peso... Poder hincharte a llorar delante de la tele con esa película romántica tan bonita... Tener todo el armario para una y poder estar durante horas en el cuarto de baño sin que nadie te importune... ¿Qué te encuentras con una amiga? Pues de compras sin problemas y sin tener que llamar para decir dónde estamos...


La soledad es una aliada. He descubierto que hay cosas magníficas en esa persona que soy yo y a la que antes dedicaba tan poco tiempo. Esos secretos son los que he reunido en este libro para que se sepan. También indago en cómo se puede llegar a ser una mujer plena sin compañía. Y, de esta forma, vivir los momentos más importantes de la vida en soledad: la casa, el trabajo, el ocio y los viajes, la sexualidad, los hijos... He acudido a algunas amigas -entre ellas Lolita, Espido Freire, Lidia Falcón-, para que hablaran acerca de ello.


En fin, que no es bueno que el hombre esté solo, pero para nosotras, os lo aseguro, a veces, es ¡mejor solas... que mal acompañadas!