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El deseo del hombre por librarse del miedo y por buscarse unadeterminada protección hizo que con frecuencia recurriese a métodos en los que la superstición aparecía íntimamente unida a la creenciareligiosa, sin saber muchas veces donde acababa una y donde empezabala otra. El auxilio de recursos extraordinarios que hundían sus raíces en la más lejana tradición fue una herramienta a la que recurrió confrecuencia el hombre medieval para vencer su indefensión ante hechoscalamitosos, como podían ser las guerras, las enfermedades, las malascosechas o las catástrofes naturales. También la sociedad de la épocautilizó pruebas similares para resolver asuntos judiciales donde elveredicto final emanaba de la gracia de Dios. La propia Iglesiamedieval se valió igualmente de conjuros y exorcismos para invocar laintervención divina, al tiempo que dotaba de poderes sobrenaturales aobjetos devocionales, como podían ser las reliquias, los escapularioso determinadas imágenes de culto. Esa función apotropaica, no exentade cierta superstición, se dio también con determinadas figuras ysignos que quedaron esculpidos, grabados o pin
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