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¿Quieres que tu hijo sea un adulto feliz?

¿Crees que la educación de tu hijo está en buenas manos?

¿Sientes que haces todo lo que puedes y aún así algo no marcha bien?

Vivimos en una sociedad en la que las exigencias y el poco tiempo para disfrutar de nuestros hijos hacen que los vínculos no se desarrollen con seguridad. Para una autoestima y autonomía adecuada se necesita tiempo. No es importante la cantidad, que ya sabemos es difícil por nuestros horarios, pero sí la calidad de los momentos, porque hará que crezcan de una manera saludable.

Si no acabas de comprender el comportamiento de tu hijo, pregúntate por qué. Ni todos los adultos somos iguales ni todos los niños tienen las mismas necesidades.

Si no eres conocedor de esas diferencias, no podrás ayudarle y cada vez será más difícil. Catalogar a un niño de hiperactividad es un error, hace falta un buen diagnóstico para saber si es autista, tiene TDHA, un talento especial o es superdotado. Ahora vendrá una nueva moda: el síndrome de la cabaña. Ojo con esto, porque nos hará desviarnos de lo que realmente pueda ser. La educación especial que pueda necesitar tu hijo no estará a la altura hasta que se haga una buena evaluación.

Sé cómo te sientes, yo pasé por lo mismo años sin poner nombre a una pesadilla hasta que supimos lo que era una Alta Capacidad. Mis hijos fueron conscientes de lo que les diferenciaba de niños de su misma edad, siendo todo más sencillo. Por fin llegó la armonía a casa y fuera de ella.

En este libro analizo con detalle cómo son las personas más inteligentes emocionalmente, niños que tienen problemas en sus relaciones, que no se sienten entendidos por compañeros, profesores, familiares y, lo que es peor, sus padres, hasta que decimos ¡¡ basta ya!

Por no reconocerse a sí mismos se aíslan enterrando sus talentos para ser aceptados. Aquí encontrarás esas diferencias y cómo puedes ayudar a tu hijo a ser un adulto feliz.