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El capitalismo destruye vidas. Incluso dos veces. En primer lugar, las devasta mediante la angustia y la precariedad al poner la supervivencia de los individuos en manos de dos amos locos: el mercado y el empleo. En segundo, las aniquila convirtiendo el planeta en un lugar inhabitable: sobrecalentado y expuesto a todo tipo de fenómenos meteorológicos extremos y pandemias. Debemos asumirlo y extraer sus consecuencias: 1/ el capitalismo nos pone en peligro; 2/ tras cuarenta años de neoliberalismo, el espacio socialdemócrata que le servía de «contención» se ha debilitado hasta la insignificancia; 3/ por lo tanto, la única transición posible y capaz de salvar a la humanidad es hacia fuera: hacia algo distinto del capitalismo que garantice nuestras vidas y el planeta.trabajos, luces, paisajes, recuerdos, viajes, cosas vistas y vividasà y climatología anímica, que no puede faltar a la cita del escritor hecho caricato para la ocasión, en la escena de este teatro de variedades.s interesante destacar que, por momentos, la poesía y la narración están a cargo de dos invidentes (la anciana y un niño) que muestran un des
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