En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
En esta trepidante historia, Peter Linebaugh y Marcus Rediker nos ofrecen otra interpretación de la formación del mundo moderno. En su vindicación de la «historia desde abajo», los protagonistas no son aquí los grandes Estados y sus ejércitos, las compañías comerciales o la inteligencia burguesa del primer capitalismo. Antes al contrario, estas páginas están pobladas por los marineros, los esclavos, los indígenas, las mujeres y los pobres que sufrieron y a la vez hicieron posible esta primera globalización capitalista. Personajes ignorados y luchas a menudo olvidadas revelan así el negativo de la expansión atlántica de los siglos XVII y XVIII: desde las revueltas contra el cercamiento de los comunes en Inglaterra e Irlanda hasta la Revolución de Haití y la Revolución americana, pasando por las deserciones de los siervos por contrato europeos, las rebeliones de los esclavos africanos, la experiencia de los cimarrones, las comunidades mestizas lideradas por los pueblos amerindios, los motines de los marineros, la eclosión de la piratería atlántica y toda clase de conspiraciones populares en casi todas las ciu
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.