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Siendo durante años uno de los más conocidos bandoleros catalanes, Joanot Riembau decide dejar las armas y cambiarse el nombre por el de Juan de Llillet, el pueblo que lo vio nacer. Lo abandona todo y decide hacer el camino de Santiago y reencontrarse a sí mismo. Un largo camino que cambiará su historia.

Encontrándose en Zamora toma contacto con Francisco Arias de Bobadilla, que lo convence para que forme parte del Viejo Tercio de Zamora. Con ellos hace la campaña de Portugal y se desplaza posteriormente a los Países Bajos, no sin antes tomar contacto con Lope de vega.

En 1585 el Tercio Viejo de Zamora logró, con la ayuda de la meteorología, esquivar la derrota y tal vez su destrucción en el monte de Empel, un hecho que fue calificado de milagro por los que lo vivieron y que es el responsable de que la Inmaculada Concepción sea la patrona de la Infantería española.

En medio de la Guerra de los Ochenta Años el Tercio Viejo de Zamora, liderado por el maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla, combatía en la isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal, cuando se vio bloqueado por la flota enemiga.

El 7 de diciembre 1585, víspera de la Inmaculada Concepción, en medio de esta desfavorable situación, un soldado encontró una tabla flamenca con la imagen de la virgen, la cual fue colocada en un improvisado altar. A ella se encomendaron los españoles.

Terminado aquel periplo, decide regresar a España. Después de una serie de peripecias retoma el contacto con Lope de Vega, que lo convence para iniciar una nueva aventura histórica.