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Escribir un libro sobre un aspecto concreto de la ingente producción literaria de Borges constituye un atrevimiento y un desafío. Un atrevimiento porque la bibliografía que su persona y su obra ha generado llenaría esa Biblioteca de Babel con la que tanto soñó ??Menos que las escuelas me ha educado una biblioteca, la de mi padre??. Consciente de esta realidad, un estudio sobre su visión del nacionalsocialismo supone un reto para quien no desconoce sus ?idas y venidas? sobre el sentido de la democracia, o, al menos, sus reservas sobre esta, reticencias que no siempre fueron bien entendidas. No en vano, en el Prólogo a su obra La moneda de hierro llega a sostener: ?Me sé del todo indigno de opinar en materia política, pero tal vez me sea perdonado añadir que descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística?. Esta afirmación, que ha sido aprovechada por sus detractores para criticarle, hay que entenderla en su justo término. No es que Borges repudie la democracia en sí misma, sino que la vida le ha hecho, como a Unamuno, acercarse al arte antes que a la política, al individuo antes que al Estado,
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