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Sorolla a través de la luz aborda una de las particularidades esenciales de la pintura de Sorolla: su indudable genialidad para reproducir la luz. Una luz solar definida como generadora de vida, de belleza, de alegría y de bienestar por las comisarias de la exposición.
En las salas dedicadas a obras originales del artista se muestran más de una veintena de cuadros cuidadosamente seleccionados. Todos ellos destacan por su calidad técnica y estética, pero además presentan la singularidad de ser obras muy poco conocidas por el gran público -muchas de ellas se exhiben por primera vez- ya que, en su mayoría, proceden de colecciones particulares, lo que aporta una especial relevancia a esta exposición.
Tanto los retratos como la representación de los jardines y las escenas de playa reflejan magistralmente las luces cambiantes y los juegos de sombras. Sólo dos obras -que son prácticamente inéditas- no han sido pintadas en el exterior: el autorretrato de Sorolla y el retrato del Príncipe de Asturias con pocos meses de edad.
Los retratos traslucen gran cercanía, no sólo los dedicados a su propia familia -su mujer y sus hijas- sino también el del rey pues Sorolla mantuvo un trato cercano y cordial con Alfonso XIII. El magnífico retrato del rey con el uniforme de los Húsares de Pavía, “arrogantemente colocado y muy español” en palabras del pintor, fue realizado en los jardines de La Granja de San Ildefonso en el verano de 1907 y representa de forma brillante la luz que se filtra entre las ramas de los árboles.