En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
El libro se divide en cuatro partes que remiten al título más famoso de Schopenhauer; así pasamos de «la cultura como mundo y mercado» (donde se analizan los cuatro jinetes de la hipermodernidad) al «mundo como imagen y comunicación» (donde se desarrollan tesis ya trabajadas en La pantalla global), a «la cultura-mundo como mito y desafío» (donde se presentan las dos caras de la experiencia globalizadora), y finalmente a «la cultura-mundo como civilización», que es una propuesta de trabajo para que la enseñanza de la cultura salga de su estancamiento y se convierta en fuerza productiva. Ante el fracaso de la economía dirigida, la socialdemocracia y el neoliberalismo, los autores plantean una ambiciosa reforma de la enseñanza y sus instituciones, dirigida a eliminar las desigualdades sociales y a crear el máximo de posibilidades para todos. «Después de la muerte de Dios, ¿la muerte de la cultura? Lipovetsky y Serroy, en esta obra, nos aseguran que no» (Cynthia Fleury, L'Humanité); «Suscribo la idea de que el reto de nuestro siglo no es tanto cambiar el mun docomo civilizar la cultura-mundo» (Simone Manon).
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.