En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
No te engañes, por muy racional que seas, necesitas emociones para guiar tu vida. El en¡tusiasmo que te impulsa en muchos momentos, el miedo que te paraliza o la alegría que envuelve algunas interacciones sociales no son casuales, sino que se trata de útiles herra¡mientas que ha perfilado la evolución. Y es que las emociones te permiten tomar mejores decisiones y que tu comportamiento se adapte con eficacia a las cir¡cunstancias de cada momento.En los últimos años, las investigaciones en neurociencia han comenzado a desvelar los circui¡tos que, en lo más profundo de tu encéfalo, gestionan el despliegue de las emociones básicas, aquellas que compartimos con muchos otros animales. Y han aparecido muchas sorpresas. Todo indica, por ejemplo, que hay una emoción que genera entusiasmo o motivación, que está detrás de los demás estados afectivos; que hay una estrecha relación entre el pánico que siente un bebé cuando se siente solo y la tristeza de un adulto; o que los circuitos ner¡viosos que, en la infancia, nos impulsan al juego son los mismos que más adelante se encienden cuando nos mostramos alegres.De todo el
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