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¿Cómo ha llegado la política a convertirse en un patio de recreo para demagogos y vanidosos? ¿Y por qué la universidad corre por su parte el riesgo de convertirse en una zona de guerra ideológica o de lucha cultural? ¿Qué ha sido de los valores en la política y de la verdad en la investigación o la educación? Wendy Brown, una de las más influyentes teóricas contemporáneas, sitúa el nihilismo en la respuesta a ambas preguntas. Surgido en la modernidad europea bajo la sustitución de Dios y la tradición por la ciencia y la razón, el nihilismo socava los cimientos sobre los que se asientan los valores, incluido el de la propia verdad, al tiempo que politiza el conocimiento y reduce la esfera de la política a las muestras de narcisismo y a los irresponsables juegos de poder que hoy tan bien conocemos. El nihilismo convierte, en fin, lo profundo en trivial, el futuro en intrascendente y la corrupción en banal.Para pensar y enfrentar esta deriva, Brown recurre a las famosas conferencias de Max Weber sobre la vocación, pronunciadas al final de la Primera Guerra Mundial. En ellas, Weber denunciaba los efectos del n
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