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A los dos paradigmas ontológico-políticos más influyentes en el debate filosófico continental, nacidos, respectivamente, del pensamiento de Heidegger y Deleuze, de tonalidades opuestas -la primera impolítica y la segunda hiperpolítica-, y que no escapan al horizonte teológico-político del que nuestro lenguaje conceptual es rehén hace tiempo; a estos dos paradigmas fundamentales -examinados en sus singulares recursos teóricos, pero también en sus desequilibrios políticos-, Roberto Esposito contrapone una tercera línea de pensamiento, que puede definirse como ïnstituyente¿o ¿posmaquiavélica¿, inaugurada por Claude Lefort. Lejos tanto del presupuesto negativo del léxico posheideggeriano como de la euforia afirmativa de los herederos de Deleuze, reconoce en la práctica instituyente el camino, realista e innovador, para reconfigurar una relación productiva entre ontología y política. A diferencia de los otros paradigmas, para el pensamiento instituyente, en la elaboración original propuesta por Roberto Esposito, el ser social no es ni unívoco ni plurívoco, sino dividido por la semántica dual del conflicto polític
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