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Podría el lector pensar que la poesía de Olvido García Valdéshabla esencialmente del verde. Y en cierto sentido así es, puestoque nombra a menudo tal color. Pero no porque evoque el verdordel natal paisaje asturiano, sino porque «decir el verde» esquerer decir la percepción del verde. Y este empeño es desafío a laimposibilidad que tiene el lenguaje para coincidir con la vivencia.La poesía es lenguaje que se mantiene en la imposibilidad deldecir -en su abolición- para mejor asimilarse a la experiencia: unlenguaje que hasta cierto punto se desprende de su naturaleza delenguaje (de su naturaleza comunicativa) para devenir experienciareal, percepción en sí. Un lenguaje que hace lo que hace un cuerpo,que adopta naturaleza de cuerpo y entonces percibe y experimenta:«la poesía, ese cuerpo extraño» (Olvido García Valdés).No es pues casualidad que el conjunto de estudios que estelibro presenta hable a menudo del verde y se ocupe generalmentede ese conflicto entre el decir y la percepción, entre el decir yla experiencia del quale, entre el decir y lo real.Los textos, en su mayoría, fueron contribuciones orales durante
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