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Esta es la biografía que escribió la intelectual republicana Isabel Oyarzábal en el año 1947. Siendo nombrada embajadora en Suecia durante la II República, coincidió en Estocolmo con Alexandra Kollontai, entonces embajadora de la Unión Soviética, y ambas entablaron una gran amistad. Según cuenta Isabel Oyarzábal en el capítulo IX, Rusia entró en el siglo XX como un país feudal y atrasado en el que pronto proliferaron las huelgas, las manifestaciones de los trabajadores y los motines, todo lo cual desembocó en la Revolución de 1917 que derrumbó el antiguo régimen del zar. Tras la instauración del nuevo gobierno pocas mujeres jugaron un rol prominente en los órganos de decisión del partido y, entre estas pocas, destacó la figura de Alexandra Kollontai. Uno de los logros iniciales de la revolución rusa fue la igualdad de género a nivel político, sexual y económico. Las mujeres consiguieron el derecho al voto y la unificación del salario, el matrimonio fue concebido por ley como una relación voluntaria, se eliminaron las distinciones entre hijos legítimos e ilegítimos se estableció la libertad del divorcio y el
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