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Las muertes de Federico presenta la oportunidad de adentrarse de lleno en todas las hipótesis que se han barajado sobre el presidio y la muerte de Federico García Lorca, desde la más oficial, de que fue fusilado en agosto de 1936, a aquella que cuenta que murió mientras era torturado, o esa más aventurada de que sobrevivió a todo esto y murió lejos de España. Pero Las muertes de Federico no es un relato al uso, sino que -sin olvidar los hechos, los testimonios y toda la información existente sobre ellos- Manuel Bernal pone en pie, y desde diferentes puntos de vista, los momentos que pudo vivir el poeta, adentrándose en su personalidad, en sus sensaciones y en su risa, pero también en la desesperación y el dolor de saberse en manos de una gente llena de odio y rencor. Incluye además la obra una segunda parte en la que bajo el título «Las voces amigas» aparecen los poemas y los textos que le dedicaron a Federico sus amigos -desde Rafael Alberti a María Zambrano- cuando supieron de su muerte, perfectamente contextualizados con detalles y anécdotas que harán al lector entender qué lazos unían a sus autores con e
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