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Lo profundo es la piel. Antología de poesía erótica de Eduardo Moga resume, siguiendo el hilo temático del erotismo, el caudal de lúcidos versos con los que, durante más de veinte años, este poeta visionario, traductor y crítico literario, ha ido nutriendo los predios de la poesía española. La elección del criterio antológico viene dada por la omnipresencia del erotismo en el conjunto de su bibliografía: lo hallamos en la práctica totalidad de sus libros de poesía, ya sea en forma de poemas concretos, ya sea en tanto que eje principal, como en el caso de Unánime fuego (1999 y 2007), La montaña hendida (2002) o Seis sextinas soeces (2008).

“Escribo poesía erótica porque el amor me salva. Del tedio, de la soledad, de la infelicidad, de la muerte. (…) La materialidad de la caricia, la espesura de los cuerpos, la plenitud tangible del ser amado, excluyen la retórica de los conceptos y el artificio de los dogmas. Todo es cierto en ese momento, todo está vivo: todo dice. (…) El cuerpo, el cuerpo. Y la palabra. Escribo poesía erótica porque quiero trasfundir a la página ese suero de vida, ese acto desesperadamente humano que consiste en mitigar la muerte siendo en otro, siendo otro. (…) Estas páginas, estos libros, persiguen una totalidad: la del cuerpo en otro cuerpo; la del cuerpo sin muerte; la del yo vaciado de toda herida, exento de la incertidumbre que lo constituye, y entregado, siquiera una fracción de segundo, a su propia eternidad.”

Eduardo Moga.