En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
El alma de los libros" nos advierte de que estamos en peligro, no solo políticamente, sino también culturalmente, ya que la desaparición de la cultura literaria amenaza con socavar los cimientos de nuestra sociedad. Diego Martínez Torrón aborda los desafíos del siglo XXI, desde la explotación sin restricciones de nuestro planeta en busca de beneficios económicos desmesurados a la invasión tecnológica que, aunque ha traído beneficios, también ha contribuido a la alienación de la sociedad, llevando a muchos a pensar y actuar según las tendencias efímeras de las redes sociales. La preocupación por el rumbo de las grandes corporaciones, impulsadas por un deseo despiadado de beneficios a expensas del entorno, se entrelaza con una advertencia sobre el peligro de una Inteligencia Artificial mal utilizada, capaz de amenazar nuestra libertad. Frente a esos signos de involución, el autor nos insta a apreciar y reconocer el papel crucial de los libros en la preservación de la cultura. En una llamada a la defensa de las raíces culturales europeas y a la necesidad de una refundación democrática, explora la transformació
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.