En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
¿Sabes quién era esa dama de blanco que deambula por la orilla del lago St. James? ¿Por qué aún se ve la mesa puesta en el deshabitado n.º 50 de Berkeley Street? ¿Has oído hablar del cadáver que conduce una carroza sobre el North Bridge? ¿Nos colamos en el castillo que custodió el Grial? ¿Puedes escuchar los lamentos de los torturados en Kilmainham Gaol? ¿Y sentir el aleteo de las hadas entre los ciervos y gamos de Phoenix Park? En los rincones más desconocidos, mágicos y misteriosos de Londres, Edimburgo y Dublín se constata la realidad de un mundo donde, parafraseando a Shakespeare, hay más cosas entre el cielo y la tierra de las que sospecha nuestra ciencia. Atrévete a explorar como nunca antes se ha hecho las legendarias capitales de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Adéntrate en sus oscuros callejones y catacumbas; piérdete entre la niebla de cementerios retirados o las paredes de templos malditos; sumérgete en las gélidas aguas de sus lagos y gánate la confianza de las criaturas que los custodian. Podrás tomar un trago donde Jack el Destripador elegía a sus víctimas, descubrir las curiosas fuentes en las
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.