En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
En los países cristianos poca gente ha oído hablar de la primera mujer de Adán: Lilith. Se trata del mito que explica la aparición del mal en el mundo. Lilith sintetiza toda la subversión de la moral cristiana y ha sobrevivido a lo largo de los siglos en la literatura apócrifa y en las tradiciones judías antiguas como la madre de todos los demonios. Esta figura de la mitología antigua que en la postmodernidad se ha transformado en una reivindicación feminista, es profundamente estudiada en esta obra, que explora la evolución del mito en las literaturas europeas, analizando su presencia desde las mitologías sumerio-mesopotámica, grecolatina y hebrea, en figuras como Clitemnestra, Medea, las brujas, y otras mujeres aterradoras de la literatura clásica y moderna. A través de un detallado estudio teórico y crítico, Eetessam Párraga traza una línea temporal que muestra cómo el arquetipo de la mujer fatal ha sido esencial para el desarrollo antropológico del cristianismo, evolucionando en la literatura desde la Edad Media hasta el siglo XIX. El libro destaca la importancia de personajes como Eva y Lilith en la co
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.