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La cultura ácrata edificó, desde principios del siglo XX hasta la Guerra Civil, un relato emancipador sostenido por un movimiento social de una amplitud que hoy nos parece casi inverosímil. Su potencia transformadora arraigaba en nuevas relaciones con lo escrito y lo publicado que posibilitaron el acceso a la producción cultural de grupos tradicionalmente excluidos de ella. No pocas fueron las mujeres, muchas noveles, autodidactas y con oficios agrícolas o industriales, que participaron en la producción de una literatura social-revolucionaria, que alcanzó inusitados éxitos de distribución y ventas a manos de editoriales pequeñas, casi marginales. En este ensayo nos centraremos en las autoras que publicaron en la colección La Novela Ideal, de la editorial anarquista de La Revista Blanca. Se trataba de folletos de 32 páginas con novelas cortas vendidas a precios asequibles para los bolsillos trabajadores y tiradas superiores a los 10.000 ejemplares. Entre 1925 y 1938 vieron la luz más de medio millar de títulos, reeditados en muchos casos, que dan fe de una vitalidad y fuerza que contrasta con el silencio que
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