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Marian tiene 37 años y es profesora de literatura en la Universidad de La Habana. Tímida y sin demasiadas ambiciones, su vida transcurre entre la facultad y el cuidado de su madre enferma. Pero todo se tambalea el día que recibe un encargo literario cuyas consecuencias insospechadas le cambiarán la vida. Marian se verá entonces arrastrada a una de esas historias de ¿amor que, a pesar de todas las señales de alarma, enganchan. Apasionado y teatral (hoy te odio a muerte pero mañana no podré vivir sin ti), su nuevo amante le servirá un cóctel (molotov) con su halo de misterio, su misticismo bohemio y sus dosis de violencia más o menos sutil. Una historia de desayunos y flores donde no todo es lo que parece. Y, al final del túnel, la literatura como único refugio para unos personajes que parecen perseguir las sombras de la Scherezade de Las mil y una noches, la Justine de Sade o la Penélope de La Odisea. Mecánicos, escribidores de cartas, artistas, estudiantes y pingueros, todos ellos obligados a recurrir a la picaresca para sobrevivir, pueblan las páginas de esta Isla en la que late el eco de la Revolución
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