En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
A finales del siglo XIX, un grupo de menonitas germanoparlantes viajó desde Rusia hacia Asia Central, pues, según la predicción de su carismático líder, la segunda venida de Cristo iba a producirse allí. Más de un siglo después, Sofia Samatar se embarca en un viaje organizado que sigue sus pasos, fascinada no solo por las dificultades de la travesía, sino por su resultado: la creación de un pequeño pueblo cristiano en el kanato musulmán de Jiva. Bautizado como Ak Metchet, «la mezquita blanca», por la iglesia encalada de los menonitas, el pueblo sobrevivió cincuenta años. En busca de esta curiosa historia, Samatar descubre una serie de personajes cuyas vidas convergen en torno a la antigua Ruta de la Seda, desde un rey astrónomo del siglo xv hasta una intrépida viajera suiza de la década de 1930 o el primer fotógrafo uzbeko, y explora temas como el cine de Asia Central, los mártires menonitas y el complejo trasfondo de la propia Samatar como hija de una menonita suiza y un musulmán somalí, criada como una menonita de piel oscura en Estados Unidos. Una peregrinación laica a un pueblo perdido y a una histor
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.