En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Quica está a punto de cumplir setenta años, bebe ginebra, trabaja durante la noche en una línea telefónica del tarot y vive pendiente de los sonidos que provienen del otro lado del muro de su jardín, donde acaba de instalarse una familia cuyo gato deambula entre las dos casas. Los nuevos vecinos invadirán la rutina de la protagonista y terminarán por convertirse en una verdadera obsesión para ella; una obsesión que enfrentará a Quica consigo misma y con la casa en la que habita. Y es que, con cada sonido, con cada olor, con cada sombra, la casa adquiere personalidad propia; una casa que termina por convertirse en un lugar oprimente y confuso. A lo largo de esta lúcida y descarnada historia, Quica elaborará una perpleja confesión sobre su no maternidad, el vacío, el matrimonio longevo y la violencia súbita. Su voz desgrana la vida a través de un presente y un pasado que interactúan. Haciendo un guiño a la controvertida paradoja de Schrödinger, según la cual no puede existir una realidad única, esta novela describe el largo adiós de Quica al cuerpo en el que ha habitado y al pasado que no alcanzó a vivir. Con
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