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En el número 68 de la revista Sur, de mayo de 1940, Jorge Luis Borges publicó un testimonio titulado Tlön Uqbar, Orbis Tertius, que luego reprodujo en El jardín de los senderos que se bifurcan, en 1941, y más tarde en Ficciones, en 1944. En este texto, Borges cuenta cómo, durante una cena en la Calle Gaona, al calor de una discusión sobre la posibilidad de escribir una novela con un narrador en primera persona que solo a unos pocos lectores les revele una realidad atroz o banal, Bioy Casares le recuerda que un heresiarca de Uqbar declaró que los espejos y la cópula son abominables. Interrogado sobre la fuente de su dicho, Bioy asegura que proviene de la Anglo-American Cyclopaedia, una morosa reimpresión literal de la British Encyclopaedia de 1902. No obstante, en el ejemplar de Borges la entrada sobre Uqbar no existe y piensa que todo ha sido una invención de su amigo. Al día siguiente, Bioy le confirma que en el volumen XXVI de su enciclopedia en efecto aparece Uqbar. Fuera de esas tres páginas sin registro alfabético, los dos amigos no vuelven a hallar ninguna referencia al este lugar. Tiempo de
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