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Carl Schmitt es el último gran clásico del pensamiento político. En los últimos treinta años, sus ideas han animado los más variados debates ideológicos desde la nueva derecha al populismo de izquierdas. Su importancia se debe a su capacidad premonitoria: nos ofreció varias fórmulas, la teología política y la oposición entre amigos y enemigos, que nos sirven a comienzos del siglo XXI para comprender la política. Sin embargo, a Schmitt se le ha difundido más de lo que se le ha comprendido. Es prestigioso apelar a su nombre, pero se reclaman sus obras más por la espectacularidad de sus títulos que por las incertidumbres de sus contenidos. Este libro quiere aclarar las tres cuestiones por las que Schmitt ha traspasado los límites de la especialización: la teología política, el concepto de lo político y la teoría de la Modernidad. Las dos primeras solo alcanzan verdadera concreción, son algo más que unidades vacías, si se tiene en cuenta el ambiente en que viven y respiran: la peculiar, idiosincrásica y unilateral teoría de la Modernidad imaginada por Schmitt. Miguel Saralegui nos ofrece un libro que de
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