En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Conrad está a punto de embarcarse en una misión cargada de adrenalina en la que hará increíbles descubrimientos que podrían conducir a la aniquilación total, en la continuación del libro superventas del New York Times El límite del cielo.
Hacen falta agallas para ascender a lo más alto de la Meritocracia. Y hace falta ser despiadado para permanecer ahí. Mientras continúa la devastadora lucha contra los monstruos, la tiranía del tío de Conrad está fuera de control y amenaza con acabar con las frágiles alianzas comerciales. Conrad ahora tiene a su cargo un escuadrón de naves que están al servicio del rey. Pero el alto estatus que ha conseguido no le va a proteger del caos, y el precio del poder se paga con sangre.
Atormentado por las tragedias de la guerra y la traición de su propia familia, Conrad deberá probar su valía. Se embarcará en una expedición secreta para cambiar el rumbo de la guerra, antes de que otra isla caiga ante el ataque de un gigatón.
Monstruosidades letales. Sabotaje. Polizones. Y amistades llevadas al límite que pondrán a prueba el valor de Conrad frente a la tormenta que se aproxima.
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.