En algunas ocasiones las existencias pueden estar erróneas o no se lo podremos conseguir en el plazo señalado. Confiamos en su comprensión y le agradecemos la confianza depositada. Esperamos no defraudarle.
Enzo D'Amico no ha atracado el segundo banco más importante de Londres. O por lo menos, eso es lo que le ha contado a la policía, incluso a pesar de que la señora del caniche ha asegurado que le vio huir del lugar con una bolsa repleta de dinero. ¿Que si tiene la mano un poco larga Pues sí. Pero, ¿realizar un atraco de ese calibre ¡Habría que estar majara! Suficiente tiene Enzo con poder ver a todos los seres sobrenaturales que caminan entre los humanos escondiéndose como uno más. De hecho, bastante tiene ya con soportar a dos criaturas que solo él puede ver: Dumah, un sarcástico ángel que parece disfrutar recordándole todo lo que hace mal, y Amazarac, un demonio chiflado que se divierte sorprendiéndole con ramos de ratas disecadas. Junto a este particular dúo, Enzo emprende la aventura de averiguar de dónde procede su don. El destino le llevará a cruzar su camino con una nueva compañera repleta de sorpresas, encauzarse en un viaje épico lleno de peligros y dar de bruces con una disputa entre deidades que lleva siglos amenazando la seguridad de los cinco Reinos. ¡Oh! Y además es la persona más mentirosa que
Este sitio web sólo utiliza cookies propias. Puedes configurar la utilización de cookies u obtener más información aquí
Más información sobre el uso de "cookies" y sus opciones de privacidad
Este sitio web utiliza cookies propias que se detallan a continuación en el panel de configuración.
A través del mismo, puede aceptar o rechazar de forma diferenciada el uso de cookies, que están clasificadas en función del servicio. En cada uno de ellos encontrará información adicional sobre sus cookies. Puede encontrar más información en la Política de cookies.
Estrictamente necesarias (técnicas):
Se usan para actividades que son estrictamente necesarias para gestionar o prestar el servicio que usted nos ha solicitado y, por tanto, no exigen su consentimiento.